Desde muy pequeños, en muchos de nuestros hogares se nos enseñó que debemos ahorrar. Y es así, pues el ahorro es uno de los hábitos más saludables que podemos heredar de nuestros padres e inculcar en nuestros hijos.
Sin embargo, el ahorro por sí solo tiene sus limitaciones, en especial si dependemos de estos fondos para nuestro futuro. Es cierto que es importante disponer de dinero líquido en caso de urgencias o imprevistos, pero tomando en cuenta que los ahorros no suelen crecer lo suficiente como para ayudarnos a alcanzar grandes metas como adquirir una vivienda en un tiempo razonable; solo ahorrar quizás no sea el método más eficiente para esto.
Entonces, ¿qué puedes hacer si quieres aumentar tu patrimonio? En una sola palabra: invertir. La inversión es una herramienta financiera que te permite construir un mayor fondo para el futuro o poder optimizar tu capital actual.
Veamos primero la diferencia entre ahorro e inversión. Estos son dos términos que están fuertemente relacionados, pero que cumplen con objetivos y roles muy distintos.
Cuando ahorras lo que haces es destinar una parte de tus recursos monetarios para un momento futuro. Debes depositar este dinero cada cierto tiempo en un lugar seguro, como una cuenta de ahorros o un depósito a plazos, y ahí va generando una cantidad mínima de intereses, sin riesgo alguno.
La gran ventaja del ahorro es que tu dinero se mantiene líquido y, en caso de que tengas que utilizarlo de forma inmediata, generalmente puedes retirarlo con facilidad. La desventaja principal del ahorro es que con el paso del tiempo tu dinero no solo dejará de crecer, sino que irá perdiendo valor, debido a los efectos de la inflación.